Juegos predeportivos (Color)

Juegos predeportivos (Color)

von: Jordi Romeo Murgó

Paidotribo S.L., 2019

ISBN: 9788499109145 , 229 Seiten

Format: ePUB

Kopierschutz: DRM

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Preis: 8,99 EUR

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Juegos predeportivos (Color)


 

El deporte y los juegos predeportivos

La actividad física ha ido evolucionando a lo largo de los años y ha estado condicionada por varios factores, como la filosofía o los valores sociales y culturales dominantes en ese momento, entre otros. Como docentes de educación física, tenemos que ser conscientes de que uno de los objetivos básicos de nuestra asignatura es el fomento de hábitos saludables, somos promotores de la actividad física y la salud. En este sentido, es muy importante entender el significado terminológico de palabras como ejercicio físico o actividad física.

La actividad física es cualquier movimiento producido por nuestro cuerpo, por el aparato locomotor, como consecuencia de la contracción y la relajación coordinadas de los músculos del cuerpo y que supone un gasto superior del metabolismo basal. Asimismo, según el objetivo, la finalidad o la orientación, podemos hablar de actividad física informal o de ejercicio físico. La actividad física informal es la que se realiza en la vida cotidiana y que necesita la acción de nuestro cuerpo. Así pues, la actividad física informal no tiene ningún objetivo directo sobre la mejora de la salud, más allá de los beneficios evidentes que comporta el movimiento en sí mismo. En cambio, el ejercicio físico sí que tiene un objetivo específico, ya sea la mejora —intencionada y programada— de la salud, la ocupación del tiempo libre o la consecución de un resultado deportivo, por ejemplo. El ejercicio físico presenta una estructura, es decir, un orden, una técnica; necesita un material específico e, incluso, en caso de que el ejercicio físico sea un deporte, una táctica y una estrategia.

Cualquier ejercicio físico posee una técnica y una forma. La técnica consiste en el propio movimiento del ejercicio, en el procedimiento biomecánico que conduce a realizar aquel movimiento determinado. En cambio, la forma es el modo en que realizamos la técnica, es la calidad y la adecuación del movimiento. En función de la forma podemos llevar a cabo un movimiento de manera más cuidada o relajada, más fría o más sentida, con mayor o menor exigencia. En una clase de Educación Física o entreno podemos tener 30 alumnos o jugadores efectuando una misma técnica, como el chut de fútbol, pero con una forma muy distinta los unos de los otros por razones muy diversas.

CONTEXTUALIZACIÓN DEPORTIVA

En función de la naturaleza del ejercicio y de su organización, podemos distinguir varias manifestaciones de este. Algunas manifestaciones de ejercicio físico presentan competitividad o rivalidad y otras no. En este sentido, un tipo de ejercicio físico que debemos tener muy presente como docentes de educación física es el deporte. El deporte es un tipo de ejercicio físico en el que se tienen que cumplir unas normas determinadas para lograr un resultado concreto. Entendemos el deporte como una actividad física que se realiza siguiendo un reglamento y en el que el objetivo es ganar. Las características que debe cumplir una actividad para que pueda considerarse deporte son:

La propia actividad requiere actividad física y, por lo tanto, movimiento.

La actividad deportiva se practica en competición con el objetivo de conseguir la victoria, una clasificación determinada, un récord, una marca personal, etc.

Tiene un reglamento más o menos estricto y regulado por distintas instituciones en función de la competición: federaciones (nacionales, internacionales...), consejos deportivos, etc.

Tiene movimientos más o menos específicos que conforman la técnica deportiva.

A pesar de esta “rigidez” del concepto de deporte, podemos diferenciar dos modos distintos de hacer deporte o de entenderlo:

El deporte escolar tiene como objetivo disfrutar de la actividad y mejorar la salud. El deporte, pues, no es un objetivo en sí mismo, sino que es un medio para alcanzar otros objetivos relacionados con los valores, la formación personal, la mejora de la condición física, etc.

El deporte competitivo de alto rendimiento, en cambio, tiene como objetivo ganar. La salud, por ejemplo, no es un objetivo en sí mismo porque lo más importante es triunfar. La salud de los deportistas de élite se considera más como un medio para alcanzar el nivel óptimo de rendimiento que facilite la victoria.

Es evidente que entre el blanco del deporte escolar y el negro del deporte competitivo existe una escala de grises. Sin embargo, el problema surge cuando el deporte escolar se enfoca a partir de patrones copiados del deporte competitivo, con lo que alcanzar objetivos puramente educativos puede resultar más difícil. Los profesionales de la educación física tenemos que luchar (mediante el trabajo) para crear un deporte integrador, realmente educativo y que garantice el desarrollo motriz de los niños, niñas, chicos y chicas.

APRENDIZAJE DEPORTIVO

Una de las razones para escoger el deporte como actividad educativa es por su diversidad y su capacidad de adaptación a cualquier situación y entorno. En el ámbito educativo, el aprendizaje deportivo ha de ir más allá del técnico. Sin embargo, en relación con la técnica y su aprendizaje, que también se debe tener en cuenta, podemos insistir en la necesidad de huir del modelo técnico ideal. Nuestro objetivo es que el alumnado sea capaz de realizar una serie de habilidades técnicas básicas que le permitan gozar de la práctica deportiva; no obstante, para lograr dicha capacidad no es necesario ejecutar al milímetro un movimiento determinado. Pongamos el ejemplo del voleibol: yo, como profesor, quiero que mis alumnos aprendan las habilidades técnicas del voleibol para que tengan, al menos, un mínimo nivel que les garantice jugar con continuidad y pasárselo bien. Pretendo que al salir de la clase o del entreno tengan más ganas de practicar una actividad fisicodeportiva. Asimismo, para que deseen jugar necesitan tener un dominio técnico que les permita disfrutar de la actividad. Por lo tanto, volviendo al ejemplo del voleibol, si logro que mis alumnos sepan ejecutar con éxito (independientemente de la precisión) el toque de dedos, el toque de antebrazos y el servicio, serán capaces de realizar un “partidillo” y disfrutarlo, y, en consecuencia, querrán jugar a dicho deporte. Nuestro objetivo, entonces, es más el resultado de la habilidad que no la técnica en sí misma.

EL ERROR DURANTE EL PROCESO DE APRENDIZAJE

Son muchas las ocasiones en las que modificar una habilidad técnica determinada y adaptarla a las capacidades y cualidades de cada jugador se considera un error. Es decir, muy a menudo entendemos el error como la variación de lo que consideramos como modelo ideal (modelo técnico ideal). Hemos de ir más allá y percibir el error como una fase del proceso de aprendizaje y una manifestación más de la variabilidad del individuo. Existen muchos deportistas, incluso de élite, que se alejan del modelo ideal y, sin embargo, esto no es un problema. El error se da cuando no garantiza la eficacia de la técnica. Es decir, que la técnica de un sujeto no sea estrictamente fiel al modelo ideal no es un problema siempre y cuando sea capaz de lograr el objetivo y, por lo tanto, sea relativamente eficaz. Nuestra labor como educadores es facilitar que el alumnado pueda ejecutar la técnica básica de cada deporte con la mayor competencia posible, sin importar tanto la “manera” en que lo haga (sobre todo en etapas y entornos escolares).

LAS EMOCIONES Y LA MOTIVACIÓN EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

Las emociones son las responsables de nuestras conductas y, por lo tanto, del movimiento. Partiendo de esta base, no es difícil imaginar que sin emociones no es posible educar. Educar con sentimientos dota de un potencial espectacular al proceso educativo, ya sea en el ámbito de la educación formal (escuela) o en el de la educación no formal (familia, amistades, extraescolares, agrupaciones, etc.). Las emociones nos permiten conectar mucho mejor con las personas y, en consecuencia, garantizar todo el proceso educativo. El profesor, o educador en general, no tiene que inculcar solo unos conocimientos y unos valores, debe ayudar al alumno a descubrir su camino para conseguir sus propios objetivos.

Volviendo al tema que está directamente relacionado con la practica motriz, hemos de entender que el profesor (o educador) es un participante más. Es el responsable de guiar al alumnado y, sobre todo, de ¡motivarlo! La mayoría de los conocimientos y contenidos que el profesor transmite (ya sean habilidades motrices u otra clase de conceptos) se pueden aprender en cualquier lugar y sin profesor. Sin embargo, el objetivo del educador será facilitar dicho aprendizaje y optimizarlo. Como docentes y/o...