El libro conciso de la punción seca - Manual del terapeuta para las aplicaciones en los puntos gatillo miofasciales (Color)

El libro conciso de la punción seca - Manual del terapeuta para las aplicaciones en los puntos gatillo miofasciales (Color)

von: John Sharkey

Paidotribo S.L., 2019

ISBN: 9788499109299 , 252 Seiten

Format: ePUB

Kopierschutz: DRM

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Preis: 11,99 EUR

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El libro conciso de la punción seca - Manual del terapeuta para las aplicaciones en los puntos gatillo miofasciales (Color)


 

Introducción

No queda nadie a quien mentir


El dolor es un mentiroso; sin embargo, la investigación ha cambiado nuestro modo de considerar el dolor (Moseley, 2012). El dolor es un hijo de la mente, y para poder comprenderlo en su integridad, debemos conocer a toda su familia. Los tejidos periféricos son los familiares directos y pueden considerarse como hermanos y hermanas, mientras que los tejidos como las fibras musculares y los sarcómeros podrían ser primos hermanos. Los mecanorreceptores, los propioceptores y los nociceptores pueden ser los miembros irritantes de la familia que de forma constante están llevando y trayendo informaciones de la madre y del padre sobre los hermanos mayores irritantes. Estos diferentes miembros de la familia pueden tener tendencia a exagerar o distorsionar la verdad. Por ejemplo, la madre o el padre pueden sobrerreaccionar, no reaccionar o malinterpretar la situación, dando una respuesta que puede ser desproporcionada y no adecuada a la realidad; esto se denomina alodinia.

Los estados de dolor crónico se definen como cambios significativos en la actividad neuronal; estos influyen profundamente en los mecanismos de la matriz del dolor. En la médula espinal, los núcleos del tálamo, la corteza y el sistema límbico se producen cambios neuroplásticos que pueden alterar el umbral del dolor, el grado de sensibilidad al dolor y las experiencias álgicas globales de nuestros pacientes (Woolf, 2010).

En una investigación de Staud (2011) se describe que la sensibilización segmentaria espinal (SSE) se debe a un incremento de la actividad del asta posterior provocado por el bombardeo constante de los impulsos nociceptivos de la periferia (debido a tejidos somáticos o viscerales lesionados o sensibilizados). Gracias a su experiencia clínica, miles de terapeutas del ejercicio en el mundo entero han podido identificar patrones de dolor referido que no pueden ser de origen nervioso. Travell y Simons (1992) indicaron puntos gatillo miofasciales en el músculo sóleo que provocan un dolor profundo referido en la articulación sacroilíaca ipsolateral. Asimismo, existen puntos gatillo miofasciales adicionales en el sóleo que refieren un dolor excepcional en la cara y el maxilar. En estas circunstancias, dado que los nervios refieren exclusivamente el dolor hacia abajo (la cara es la excepción), debe intervenir algún mecanismo o mecanismos distintos a los de las vías nerviosas.

Por desgracia, muy pocos terapeutas y médicos son conscientes del papel perpetuador de los puntos gatillo miofasciales como una fuente combinada de bombardeo sensorial (Shah y Gilliams, 2008) que puede desembocar en un dolor crónico con diferentes apariencias. Según Fogelman y Kent (2015), el dolor miofascial es una «patología eminentemente tratable», aunque «casi siempre infradiagnosticada por los médicos e infratratada por las disciplinas fisioterapéuticas». El bombardeo nocivo constante de la neurona del asta dorsal causa una liberación de glutamato y sustancia P a nivel segmentario. Con la unión a los respectivos receptores en las neuronas postsinápticas, estos productos químicos inducen la sensibilización de las neuronas de rango dinámico amplio (RDA), con lo que se sensibilizan los segmentos espinales adyacentes. La liberación sostenida de glutamato y sustancia P da lugar a la apoptosis (muerte celular programada) de las neuronas inhibidoras. Esta alteración provoca un estado sostenido de sensibilización que, a su vez, reduce los umbrales del dolor neuronal, activa las sinapsis previamente inactivas (expansión del campo receptivo al dolor) y da lugar a alodinia e hiperalgesia (Shah y Gilliams, 2008).

La sensibilización central que se mantiene por los puntos gatillo miofasciales y otras fuentes periféricas puede invertirse con el tiempo. A estos efectos, la punción seca de los puntos gatillo miofasciales ha demostrado ser eficaz y, por lo tanto, una intervención terapéutica útil (Srbely y cols., 2010). En un estudio más reciente, en el que se midieron las concentraciones de una serie de sustancias bioquímicas (incluyendo la beta-endorfina, la sustancia P, el factor de necrosis tumoral alfa, la ciclooxigenasa 2, la subunidad alfa del factor 1 inducible por hipoxia, la enzima óxido nítrico sintasa inducible y el factor de crecimiento endotelial vascular), se constató que la punción seca de los puntos gatillo modula las concentraciones de estas sustancias químicas nocivas de forma dosis-dependiente (Hsieh y cols., 2011).

Dolor: Presente, pasado y futuro


El dolor puede tener un cariz crepuscular. El tiempo también puede ser curativo. Sin embargo, los pacientes con dolor miofascial crónico conocen demasiado bien la sensación de malestar y desespero cuando ni el tiempo ni la medicación reducen el dolor implacable e incesante o los cambios en las sensaciones.

En este libro presentamos imágenes claras para utilizar, colocar y orientar de manera correcta las agujas, y así garantizar una aplicación clínica segura, eficaz y apropiada de la punción seca de los puntos gatillo miofasciales y eliminar el dolor tanto en el presente como en el futuro; el dolor se convertirá en un recuerdo pasado y distante o se reducirá a niveles manejables o soportables.

En un artículo de 1979, Karl Lewit investigó el efecto de la aguja para aliviar el dolor miofascial y documentó que «la punción seca es muy eficaz en el tratamiento del dolor crónico miofascial. Mediante la punción precisa del punto más doloroso se puede conseguir la analgesia inmediata sin hiperestesia (efecto de la aguja)».

Nota: Cuando me refiero a dolor, quiero decir «dolor y cambios en las sensaciones».

La «X» no marca el punto


El lector comprobará que en las figuras no se ha incluido ninguna X para marcar la posición de los puntos gatillo miofasciales. Esto se debe a que no es apropiado marcar con una X una posición específica para identificar la localización del punto gatillo miofascial. En mi opinión, es erróneo el punto de vista según el cual la X representa una localización específica común de un músculo en particular, y lo podrán confirmar miles de terapeutas de todo el mundo que trabajan a diario con puntos gatillo miofasciales.

Recurrir a imágenes anatómicas con una X para identificar la localización del punto gatillo miofascial es un mal consejero que en modo alguno puede sustituir una excelente capacidad de palpación. Esta capacidad es esencial para localizar el o los puntos gatillo miofasciales, los cuales se pueden situar en cualquier parte de los cientos de miles de miofibrillas de todo músculo. Es necesario saber palpar de manera adecuada y conocer los signos cardinales para determinar las bandas tensas concomitantes y los nódulos asociados a los puntos gatillo miofasciales que se alojan en los sarcómeros microscópicos.

Biotensegridad y punción seca


Mi trabajo en anatomía, fisiología y terapia corporal se ha visto profundamente influido por mi mentor Stephen Levin, MD, cirujano ortopédico que acuñó el término de biotensegridad. El doctor Levin fue el primero en promover el modelo de biotensegridad como la nueva biomecánica de todas las estructuras biológicas. Describo la biotensegridad como la «anatomía del siglo XXI».

La biotensegridad ha surgido como el desarrollo más significativo de la anatomía humana en los últimos años, con importantes ramificaciones en una amplia variedad de profesionales médicos como, por ejemplo, los cirujanos, los bioingenieros y los especialistas en el movimiento humano. Las técnicas específicas de embalsamiento de Thiel (Thiel soft-fix) proporcionan una nueva visión y nuevos conocimientos a la continuidad de la forma humana. Una mirada fresca a la fascia humana evidencia su papel en proporcionar una tensión continua a su entramado.

Combinando las palabras «tensión» e «integridad», Buckminster Fuller acuñó el término de tensegridad. En 1949, Kenneth Snelson, estudiante de Fuller, construyó la primera estructura de compresión flotante de tensegridad, mientras que el doctor Stephen Levin fue pionero en la «biotensegridad» que se presentó en su publicación sobre el tema a principios de la década de 1970. Como anatomista clínico he utilizado mis disecciones para investigar este modelo y el papel de las fascias en mis disecciones, y así conocer mejor los mecanismos del movimiento humano y el dolor crónico. Esto me ha permitido obtener un nuevo conocimiento anatómico y una nueva conciencia, lo que ha dado lugar a intervenciones terapéuticas quirúrgicas y no quirúrgicas menos invasivas.

Levin tomó prestado el término tensegridad de Fuller y le añadió el prefijo bio, que se refiere a todas las estructuras vivientes. La biotensegridad es la aplicación del concepto de tensegridad de Fuller a la fisiología y las estructuras biológicas. En el modelo de biotensegridad, las extremidades no constituyen una colección de segmentos corporales rígidos:...